jueves, 3 de septiembre de 2020

¿Cómo realizo mi planeación didáctica?


 

¿Por qué planear en la docencia?

Maestro Ramsés Parral Hernández

Seguramente has hecho planes en tu vida, algunas veces cosas sencillas, otras que tienen en cuenta el aprovechamiento de diversos recursos y materiales para lograr la meta que te has planteado. Por ejemplo, si deseo aprender a tocar guitarra, ¿qué crees que necesito para armar correctamente mi plan?
Haz un listado de todo lo que necesitaría tener en cuenta. Compara tu lista con la que aparece aquí abajo.
Alguien que me enseñe
Una guitarra
Tiempo
Método de enseñanza
Tutorial
Dedos
Escuchar bien
Que me guste la música
Interés por aprender


Ahora piensa en el papel de mi maestro de guitarra, ¿qué debe tener en cuenta para que yo pueda aprender? ¿hay cosas en común? Haz otra lista, mentalmente.


El maestro está muy relacionado con la tarea de planificar. ¿Planear para qué, si se pueden hacer tantas cosas improvisadamente?, ¿alguien obliga al docente a hacerlo?, ¿por qué será tan importante o por qué podría prescindir de ella?, ¿hay elementos legales que sustenten esa actividad?, ¿hay necesidad de hacerla, aún cuando no me la soliciten? ¿por qué?
 
 

En mi experiencia, una vez que he conocido las características del contexto, comienzo con el proceso de planeación. En el caso de ustedes, justo hoy 2 de octubre de 2020, he replanteado las actividades de acuerdo a sus características y necesidades comentadas en la sesión anterior. Entonces, algunas de las actividades que realizaremos no serán idénticas a las de los otros grupos de aprendientes, ya que esta clase implica, precisamente, mi personalidad y la ustedes. 

Continuando con los pasos, siempre debo empezar por el objetivo (propósito, aprendizaje esperado), porque debo saber qué voy a realizar. Aquí hay un proceso de investigación, de indagación, de reafirmación, de aprendizaje, incluso. Ya que si no domino el tema al 100%, ¿cómo puedo enseñarlo?

Posteriormente, diseño los mecanismos de evaluación con las siguientes preguntas: ¿cuál sería la evidencia (producto) que me permitirá observar que el aprendizaje esperado se ha logrado en los aprendientes?, ¿cuáles serán los indicadores o rasgos que me permitirán evaluar ese producto? (aquí puedo crear la rúbrica, la lista de cotejo, la escala estimativa, la escala de Likert, etcétera).

Una vez que tengo esos tres elementos: el aprendizaje esperado, la evidencia y los rasgos e  instrumento para evaluar, comienza el proceso creativo de la planeación. ¿Por qué creativo? porque necesito buscar estrategias, métodos, técnicas, medios, recursos, materiales, para poder hacer de la clase algo que realmente me permita lograr que TODOS mis aprendientes "saquen un 10 en ese producto". Lo he puesto entre comillas, porque es una manera coloquial de expresar que deseo lograr el aprendizaje esperado en mis alumnos en un 100%, por eso el diseño de la planeación. Todos mis alumnos me interesan, a todos atiendo y por todos realizo las actividades de la clase. No pongo tareas que me hagan perder el tiempo, sino aquellas que sean el corazón del aprendizaje. 

En resumen, mi proceso de planeación es el siguiente(después de conocer el contexto): 

1.-Aprendizaje esperado (obtenido del Programa de Estudios, no inventado ni modificado). ¿Qué deseo lograr con esta clase?, ¿de qué trata el tema?, ¿cuáles son los otros temas que que debo conocer yo antes de dar esa clase? ¿dónde lo busco? ¿cómo se puede aprender mejor? ¿cómo lo aprendo yo?

2.-Evidencia y Rasgos a evaluar, en esa Evidencia de aprendizaje. ¿Con qué y cómo me van a demostrar que lograron el aprendizaje esperado?

3.-Diseño de actividades. Incluye la selección de recursos y materiales. Éstas deben ser adecuadas al contexto (a partir de un diagnóstico). Tan sencillo como leer un cuento: ¿si son niños de Sexto grado, ¿crees que les guste y se interesen porque yo les lea en voz alta <<Los tres cochinitos>>, tanto, como a los alumnos de Primer grado?

4.- Evaluar todo el proceso de aprendizaje, cómo aprendió y cuáles fueron los errores (para aprender de ellos). Un ejemplo claro es en Matemáticas: ¿dónde se equivocó, por qué razón, qué hizo falta, qué necesito reforzar?  No solo dejarlo con que lo hizo mal, y ya.

Esta es una forma sencilla de planear, pero que da resultados. Ojalá te funcione. 

RAMSÉS PARRAL HERNÁNDEZ



miércoles, 2 de septiembre de 2020

El caldo de pollo - Cuento

 

El caldo de pollo



Original de: María Esther Cruz Ramón
Adaptación: Ramsés Parral Hernández




 

Esta historia sucedió en la década de 1950. Cuando un joven llamado Fermín, de 25 años no quería trabajar. Sus padres estaban cansados de tener que mantenerlo y se lamentaban no haberle dado una enseñanza más provechosa para la vida. Todos sus hermanos, que eran varios, ya eran hombres y mujeres responsables, con hijos y familias bien establecidas. Ninguno de ellos dependía de sus padres, los visitaban y trabajaban las tierras para mantenerse.

Sin embargo, Fermín no daba su brazo a torcer y seguía cómodamente aprovechando la bondad de sus padres, que ya eran mayores. El padre, que trabajaba la siembra desde las cinco de la mañana le pidió a Fermín que se fuera a trabajar con él; pero Fermín fingía estar enfermo, sentirse mal y cientos de pretextos más. Hasta que un día, doña Mireya, su madre, angustiada por el bienestar de su hijo, tomó una decisión difícil; pero que estaba segura le iba a servir bastante.

 

Le dio a Julián un costal lleno de frijoles y dinero.

-Mira, hijo. Esto te servirá para que comiences a volverte independiente. Tu padre y yo ya estamos viejos y no te vamos a vivir siempre. Debes empezar a defenderte. Es por tu bien.

-Pero mamá, esto que me haces no se le hace nunca a un hijo. Me estás corriendo de mi propia casa.

-No hijo. Te lo doy de corazón y sé que saldrás adelante. Lo que tu padre trabaja, apenas alcanza y debes comenzar a mantenerte y más si tienes familia.

-Nunca te perdonaré, mamá.

-No digas eso , hijo. Mira, estos dos huevos los acaba de poner la gallina. Te van a servir.

 

El joven, enojado depositó los huevos dentro de los frijoles del costal. Se lo cargó y comenzó a andar enojado con su padre. le costó mucho trabajo comenzar de cero, pero la bendita mano de su madre fue la que, seguramente, provocara que los huevos que había guardado entre los frijoles, tuviera pollitos y estos, más y más. Hasta que logró tener un corral con varias gallinas y pollos que bien le alcanzaban para sostenerse a él y, después a su esposa e hijo.

 


Al paso de dos años. Fermín, nunca había vuelto a casa, ni siquiera un saludo había enviado a sus padres. Su papá, se puso enfermo y falleció. No fue al entierro, porque se sentía herido. Él había provocado que lo echaran de la casa. Entonces, su madre, al ver que todos los hijos habían ido al entierro y al velorio, menos él; decidió ir a buscarlo.

Justo esa tarde, a Fermín se le había antojado un caldo de pollo calientito, con verduras y y tortillas doradas remojadas en él. Estaba a punto de sentarse a comer, cuando Doña Mireya tocó la puerta de madera de la casita de Fermín. Al ver que se trataba de su madre, pidió a su mujer algo inaudito:

-Es mi mamá. Guarda el caldo de pollo, que no me va alcanzar y seguramente me va a pedir. Tápalo con esa cazuela.

-¿Es en serio, Fermín?

-Sí, haz lo que te digo.

 

Le abrió la puerta. Doña Mireya le dio un abrazo fraternal a Fermín. Estaba orgullosa de lo que había logrado su hijo, el más pequeño. Él la invitó a pasar; pero no tuvo las palabras en su boca para recibirle y reconocer que seguía enojado con ella. Entonces, después de haber platicado a su hijo cómo falleció su esposo, se atrevió a ponerse de pie y levantar la cazuela que cubría el caldo.

-No levantes eso, madre. No hay nada para ofrecerte.

 




Doña Mireya sabía que había caldo porque su experiencia lograba percibir el delicioso aroma. Supo que no quería darle de comer. Aceptó, más apenada que él la indicación. Pasado un rato, se despidió de su hijo, su nietecito de meses y de su amado Fermín.

 


Al sentarse Fermín, pensativo en la mesa, para esperar su plato de caldo, escuchó el grito de su mujer, que precedió a un desmayo. Se puso de pie y observó dentro de la cazuela del caldo, en vez de pollo había una serpiente.

 

 Si quieres escuchar el cuento, da clic en la imagen.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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